Hemos caminado de la mano
hasta la ruta de las palomas
para poder contemplar
el descenso del sol.
Sobre la ribera
escribimos los versos de llegada
y en el nido de la oropéndola
vertimos el mensaje
Luego,
en un suspiro de caricias
volvimos hasta la cueva
donde nuestros hijos festejaban
la llegada del fuego
hasta la ruta de las palomas
para poder contemplar
el descenso del sol.
Sobre la ribera
escribimos los versos de llegada
y en el nido de la oropéndola
vertimos el mensaje
Luego,
en un suspiro de caricias
volvimos hasta la cueva
donde nuestros hijos festejaban
la llegada del fuego
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