sábado, 21 de enero de 2012

Vamos a prescindir de la caricia

Ya no es posible doblar nuestro cuerpo, hasta llegar al mundo inconfundible  del dolor.
Los barcos han despegado sus sirenas como alarma de nuestros sentimientos.
y sobre las losas de marmol se escribe nuestro nombre
sin haber  muerto
tan solo la ausencia
tan solo el ritmo de vuelo de esas gaviotas que picotean las lágrimas
perdidas en las rocas malditas.




Hemos entregado tanta cadencia
que no es posible volver a renacer en unos versos
ni siquiera en la melodía más profana 
ni cerrar el destino en la ventana de miserias




Nuestra escoria sólo sirve para entristecer
y sin saber siquiera si existimos,  pretendemos olvidar el mundo
con una plegaría sobre la circunferencia de nuestro rostro.




He aqui el otro lado de la maldición
he aqui el tiempo invertido y dudoso.




Vamos  a prescindir de la caricia.
y a romper las luces que nos mantienen en deseo..

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